El autobús en víspera de festivo tiene estas cosas. Horas y horas en tránsito infernal que, además de a la desesperación absoluta, llevan al ser humano a meterse en conversación ajena. Hablemos con claridad: a meterse donde no le llaman.
Lo curioso es que hoy he visto nacer una nueva teoría:
"Tenho certeza de que não vão casar, porque os dois gostam de bater e ninguém gosta de receber".
Interpretación libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario