lunes, 15 de octubre de 2007

Fiesta en el autobús

Ya que la cosa va de autobuses...
Existe en São Paulo la curiosa práctica del uso del autobús fretado. Varias personas que trabajan en ruta común "alquilan" un autobús, pagan una tasa mensual y van y vuelven todos los días en el mismo vehículo, con la misma gente, al mismo horario. El tráfico no desaparece, pero la impotencia de la línea llena de gente se reduce, que ya es bastante. Así, además de compañeros de trabajo, vecinos, familia, los usuarios del fretado tienen su grupo de amiguetes de autobús. El conductor, el del asiento de al lado, el pesado que no se calla, la de la depresión, el otro que se pasa el camino declarando amor eterno a la novia...
La cuestión es que la convivencia es directa.
La sorpresa llegó cuando el otro día me cuentan que en algunos fretados (todo depende del grado de emoción de los "habitantes del autobús", digo yo), se celebran fiestas temáticas. Si, si, como lo oyen. Es típico el happy-hour todos los viernes de final de mes. Yo llevo la cervecita, tú algo para picar, el otro el postre y, por favor, que nadie se olvide la música.
Y la pregunta de quien tiene el civismo y buena ciudadanía por bandera:
- ¿La gente va de pie?...
- ¡Falso!
Cual Señor de las Moscas de Golding, la curiosa "sociedad autobusera" tiene encargados para todo. Existe el que pasa la bandeja, el que pone la bebida y el que recoge la basura.
Lula y los suyos deberían tomar nota.

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