martes, 25 de septiembre de 2007

El rebusque

Damos continuidad a aquella entrada de hace unos días.
Hay profesiones y hay profesiones. Partamos de esa base.
Cuando uno creía que ya lo había visto todo, basta un viaje a Colombia para echarlo todo por tierra.
Vamos a comenzar por el principio, que es por donde marca la ley.
El rebusque. Sabio Diego Theumann me cuenta que el rebusque es un término que engloba en sí a toda clase de buscavidas en el hemisferio sur de América.
- Vendedores de llamadas. Profesión romántica, así, a bote pronto. Hay personajes que se plantan en medio de la calle vendiendo minutos de móvil (léase celular para los "português-falantes"). Como la cuestión es el lucro, normalmente la oferta se amplía a todas las compañías de telefonía hábiles en el país en cuestión. ¿Que quieres llamar a tu madre para que te haga la cena y no tienes saldo? Te diriges a uno de los hombres ambulantes, le explicas tu problema (tal vez, si necesitas explicar el problema) y llamas a tu madre desde el teléfono prestado. ¿Dos minutos? Pagas los pesos correpondientes y tan feliz. A casa, a cenar, y a la cama. ¿Que tu novia está con el enfado del siglo que necesita ser resuelto ya o ya? Te acercas, tal vez le das un abrazo de desesperación en busca de comprensión, pides el teléfono adecuado y llamas: "Que no, amor, que te quiero... Llegué tarde porque insistieron en tomar la última cerveza. No podía decir no". Unas monedas y más feliz que unas pascuas.
- "Tapahuecos". Contextualicemos la situación. En Colombia (sirva como ejemplo), las calles tienen más agujeros que piso firme. Simple. Ciertos buscavidas se cogen un trozo de barril de lata con una brasita casera, un poco de alquitrán y... ¡a tapar agujeros! ¿En dónde está el lucro de la cuestión?, se preguntarán muchos. Simple: los vecinos de la calle escogida, felices por poder disfrutar de una calle pavimentada al menos 24 horas (resulta difícil que la solución dure mucho más que eso), le dan unas monedillas a los "profesionales del sector de la pavimentación casera".

1 comentario:

  1. La creatividad para sobrevivir en nuestro injusto continente no tiene límites, querida María.
    En tu próximo viaje a Bogotá buscaremos más ejemplos. Así, los llamados "sandresitos", mercados legales (o casi) que en su mayor parte venden productos de contrabando o "pirateados" . Las autoridaes colombianas los toeleran, ya que cerrarlos implicaría crear mayor desempleo. Y éste no es sólo un problema colombiano!
    Diego (dtheumann@gmail.com).

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